Uff, podríamos decir que tenemos la respuesta, pero la de lágrimas que se ha derramado pelando y picando cebolla. Y claro, todos conocemos uno o más trucos “definitivos” para evitar esas lágrimas, trucos que a la hora de la verdad, con un cuchillo en la mano delante del tubérculo maldito, no acaban de funcionar y acabamos como siempre: llorando.
Te damos unos cuantos que conocemos, a lo mejor encuentras el que funciona de verdad:
- Cortarla cuando la cebolla esté muy fría, casi congelada. Se puede meter una hora antes de usarla en el congelador.
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Mojar el cuchillo con agua fría (o vinagre) frecuentemente mientras cortamos la cebolla: otra vez el frío, a lo mejor es verdad que no le gusta a la cebolla y llora ella en vez de nosotros.
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Pelar la cebolla cerca de la campana extractora de humos encendida o en un sitio con corriente de aire. La idea es que con el aire conseguiremos apartar el ácido que se libera al picar la cebolla, lo que nos hace llorar.
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Mantenerla debajo del grifo mientras la cortamos
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Partir la cebolla en trozos grandes y remojarla en agua hirviendo minutos antes de cortarla: o sea, pasamos de asustar a la cebolla con el frío a intentarlo con el calor…
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Cuidado con éste (a lo mejor lloras de risa al verte): usar gafas de buceo. Aunque ya se venden unas especiales para cortar cebolla sin llorar.
Seguro que tú también tienes tu truco